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Tus amigas y tu vejez

A medida que envejecemos nuestras responsabilidades familiares y de trabajo se van modificando y comienzas a tener más tiempo libre. Algunos consideran que es volver a una etapa similar a la de la adolescencia, pero con más recursos y cierto grado de sabiduría o conocimientos (que no tenías en la adolescencia).


Cuando llegamos a esta etapa es bueno repensar como vas a disfrutar tu tiempo libre y, como tus amistades, las que has construido a lo largo de la vida, se convierten en tan relevantes como los pasatiempos que elijas para esta etapa de la vida. Las amistades comenzarán a nutrir y enriquecer de nuevo tu vida, así que vale la pena que las tomemos en serio, porque son buenas para divertirte y pasar el tiempo, sino que son vitales para tu calidad de vida y, en el caso de las mujeres, mucho más.


Tus amigas, por lo general, te han apoyado en los momentos de cambios importantes en tu vida: cuando te casaste, criando tus hijos, cuando te divorciaste o te jubilaste; nos consuelan y nos entienden en los momentos de incertidumbre y de pérdidas y, nos ayudarán a envejecer con alegría y conexión. En fin, nuestras amigas pueden ser la clave de nuestra felicidad cuando envejecemos.


Te suelen animar a tener hábitos saludables y pasar ratos más agradables, además, cuando enfrentas problemas, siempre te apoyan validando tus opiniones, tus estados de ánimo y te dan consejos. Incluso , pueden ayudarte más que tus propios hijos, que quizá no entiendan por lo que estas pasando y más que tu propia pareja, que no entiende los procesos por los que pasan las mujeres a tu edad (menopausia, intereses sociales o profesionales u otras opciones de vida).


Todos somos seres interdependientes, no es cierto que solo haya personas dependientes e independientes. Necesitamos relaciones personales para vivir, las personas que se aíslan tienen más riesgo de morir, de deprimirse o padecer otras enfermedades mentales y físicas. Además de lo que comemos y hacer ejercicio, nuestras amigas, en la vejez, nos van a ayudar a divertirnos, a entretenernos y a apoyarnos en los momentos de bajón emocional.


La soledad está relacionada con un mayor riesgo de demencia y depresión. También con enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y presión arterial. De hecho, un estudio del 2015 concluyó que la falta de conexiones sociales era tan perjudicial, para la salud, como fumar 15 cigarrillos al día. Los estudios han encontrado que socializar puede fortalecer el sistema inmunológico, ayudarnos a recuperarnos más rápidamente de enfermedades, bajar la presión arterial, reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, agudizar la memoria y ayudarnos a dormir mejor.


Socializar también puede mejorar nuestras probabilidades de vivir más tiempo. Según un estudio, las personas con fuertes conexiones con familia y amigos tienen un 50% más de posibilidades de sobrevivir a aquellos con menos vínculos sociales.


Por eso es muy bueno llegar a esta edad con un círculo previo de amigas con tus gustos e intereses, que compartan tus valores. Nunca es demasiado tarde para reconstruir o reparar tus círculos de amistades que quiza se hayan enfriado a lo largo de la vida. Cuando se trata de construir un círculo social o hacer nuevas conexiones, los expertos sugieren encontrar personas que sean solidarias y compartan tus gustos e intereses. Estas son algunas maneras de conocer gente nueva:

  1. Hacer actividades de voluntario. Lanzarse a ayudar a otros no solo es bueno para tu comunidad, también es una oportunidad para salir de la casa y disfrutar de interacciones cara a cara.

  2. Tomar clases. Ya sea que siempre hayas querido aprender italiano o tocar el piano, una clase, puede darle a tu cerebro un entrenamiento y presentarte compañeros de estudio, incluso ahora, que son en línea hay posibilidades de conocer gente.

  3. Unirse a un gimnasio u otra actividad que te saque de casa y te haga moverte. Las personas de la tercera edad deberían hacer ejercicio tres veces a la semana, idealmente con un amigo.

  4. Participa en actividades comunitarias, ya sea en una iglesia, congregación u otros eventos comunitarios diseñados para personas de la tercera edad.

  5. Accede a las redes sociales, como Facebook pueden ayudarte a encontrar y volver a conectarte con viejos amigos.

  6. Consigue un trabajo de medio tiempo que, además, te ayude con los ingresos.

  7. Reforzar con una rutina las salidas con tus amigas, como salir con cierta amiga cada tres meses, ir al teatro, al menos una vez al año, con otras parejas o amigos.

Hay dos datos que son interesantes en varios estudios: las personas que valoraban sus relaciones familiares durante toda la vida, en general, son más felices y mantienen mejor salud que aquellos que no las valoran. Pero la amistad tiene más beneficios: cuanto más mayores eran las personas, era más importante el papel que jugaban sus amistades, para mantenerlos cuerdos y saludables. En especial, con las enfermedades crónicas, la calidad de las amistades era un importante indicador de si alguien adquiriría o no una enfermedad crónica con la vejez, mientras que la calidad de las relaciones familiares no era tan relevante. Quizá una razón es que si podemos elegir a nuestros amigos y, a medida que envejecemos, los elegimos mejor.


Aunque nuestras redes sociales se reducen a medida que crecemos, con la edad, podemos mantener las relaciones existentes que apoyen nuestro bienestar. Además, aunque es difícil de decir, con los años, los miembros de la familia mueren o se alejan y eso no se puede cambiar. Pero las amistades son más dinámicas: puedes agregar nuevos amigos, que reflejen tus intereses, estilo de vida y necesidades.


¿En conclusión? Las amigas son esenciales, para la mente, para tus emociones y tu cuerpo.

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