Continúo esta serie de entrevistas sobre mujeres maravillosas que he tenido el privilegio de conocer y que tienen historias de vida fascinantes. Todas tenemos cosas que contar, por eso quiero compartir con todas ustedes estas historias. Conocí a Patricia hace tres años, como funcionaria de un organismo internacional donde ambas trabajábamos y construimos una linda amistad. Patricia tiene una historia de vida como funcionaria, pero también como artista plástica. El arte ha sido su pasión desde su niñez en Argentina. Desde 1990 se le presentó la oportunidad de trabajar en un organismo internacional y decidió irse a vivir a USA, donde se casó y tuvo dos hijos.
Poco a poco, fue volcándose en la pintura, la vitro fusión y las manualidades en talleres con artistas de Washington, DC y de otros países, mientras seguía su carrera profesional. Su transformación, una vez que se retira de su trabajo a tiempo completo, nos trae lecciones de recreación a lo largo de toda una vida, que nos ayudan a las que estamos en procesos de transformación y cambio en esta etapa.
¿Patricia, qué despertó tu pasión por la pintura? Siempre me llamó la atención todo lo relacionado con arte y las manualidades. Esas eran las clases que más disfrutaba en la escuela. También porque había talento en la familia: mi mamá, mi abuela y mi bisabuela pintaban; mi papá era muy habilidoso con la cerámica. Mis dos hermanos tenían también mucho talento. Además, mis padres nos inculcaron, desde pequeños, el aprecio por el arte y los idiomas.
¿Cuéntanos como decidiste irte a USA y como decidiste pre retirarte?
Cuando trasladaron a mi primer jefe como director por Argentina, ante un organismo internacional, me propuso venir a USA, ni lo pensé, era una oportunidad de vivir una cultura diferente, mejorar el inglés y mejorar mi situación financiera. Somos la generación “sándwich”, en la que nos toca, cuidar a nuestros padres al tiempo que cuidamos todavía a nuestros hijos, cuando mi madre comenzó con problemas de memoria y mi padre con cáncer, tuve que viajar a Argentina, de urgencia para cuidarlos. Tuve que regresar a mi puesto de trabajo y despedirme de ellos, sabiendo que era para siempre, ambos fallecieron a la distancia. Esa sensación de soledad que conlleva la perdida de tus padres, junto con la salida de tus hijos, hacia la Universidad (el síndrome del nido vacío), me hizo sentir muy sola, desprotegida y sin rumbo.
Entonces, me di cuenta de que no quería vivir mi vida sin haberla disfrutado -como mis padres- siempre haciendo lo que se debe, sin darse lugar para ser ellos mismos la prioridad. Así que decidí ser mi prioridad en esta etapa de mi vida y dedicarme a lo que me llena el alma: la pintura. Decidí pre-retirarme. En esos momentos cruciales de mi vida, estaba muy desorientada y tú (como coach) me ayudaste a realizar esa transición, desenmarañando el caos y como entender qué pasos podía seguir.
Cuando tomaste esa decisión, ¿cuáles eran tus grandes anhelos y tus grandes miedos?
Cuando vine a USA, mis anhelos eran trabajar y aprender, poder obtener un título universitario. Mis miedos fueron muchos, sobre todo al fracaso. Me preguntaba cómo sería el lugar, la gente, el trabajo; si me acostumbraría a estar lejos de todos mis seres queridos, sola en un mundo desconocido. Creo que lloré todas las noches durante los primeros seis meses, hasta que me di cuenta de que debía “apechugar y empujar para adelante”.
Al decidir dejar mi trabajo fijo y hacer del arte mi vida diaria, quise simplemente disfrutar mis días haciendo cosas que me llenan el alma y que se traducen en llevar una vida plena, activa y feliz. No me preocupa que el “negocio de mi arte” no sea un éxito financiero; la intención y meta final es disfrutar el resto de mi vida creando, volcando las mil y una imágenes que habitan mi alma.
Cuando recomenzaste tu nueva etapa, ¿qué fue lo más difícil y lo más agradable que te paso en tu nueva faceta de vida?
Lo más difícil fue recibir el diagnóstico de cáncer de mama, inmediatamente después de mi retiro. La vida de golpe se transforma y las prioridades se deben reordenar. Ante este diagnóstico, la prioridad fue pasar cada etapa necesaria, lo más pronto posible. Al cabo de este periodo, retomé las riendas de mi vida y seguí persiguiendo mi sueño. Lo más agradable, fue el reencuentro con amistades y el empuje que me dieron mis seres queridos para perseguir mi sueño.
¿Qué harías diferente si tuvieras que tomar la decisión de nuevo? ¿Qué recomendarías a las mujeres de nuestra edad que deciden dar este tipo de giros en su vida?
Lo que haría diferente sería tratar de retirarme mucho antes. ¡Hay tanto para hacer y disfrutar! Y se debe comenzar a preparar el camino desde antes. A las mujeres de nuestra edad que están pensando en tomar las riendas de sus vidas les digo lo que les he dicho a mis amigas: ¿qué esperan, una invitación para comenzar a vivir sus sueños? La vida pasa rápido, una se deja llevar por la vorágine de las responsabilidades y obligaciones y postpones tus prioridades continuamente. No hay mejor ejemplo para nuestros hijos o para los que vienen después, que nos vean felices, realizadas y haciendo las cosas que nos hacen felices.
¿Cuáles son tus próximos pasos?
Mis cuadros han sido aceptados en dos galerías, en Occoquan y en Ellicott City, en el Este de Estados Unidos. También he creado una tienda virtual, donde vuelco mi arte en ropa y productos para la casa (https://www.legaleriste.com/patricia.giovannoni).
Voy a continuar buscando nuevas oportunidades de mostrar mi arte en otras galerías. Mientras tanto, continúo creando, asistiendo a talleres de pintura en óleo, encáustica, e impresiones de cianotipo, que son los tres medios que más me apasionan e intrigan.
¡Gracias Patricia, disfruta en esta nueva etapa en tu vida!
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